LA SILLA VACÍA
En un pequeño pueblo, lleno de calma y quietud, una familia devastada por una triste realidad, la silla vacía de un joven que ya no está, su ausencia duele, como una profunda verdad.
Ha partido demasiado pronto, sin motivo ni razón, dejando atrás un vacío inmenso en el corazón, sus risas, sus sueños, ya no se escuchan más, solo quedan recuerdos que nunca se borrarán.
los hermanos y familiares perdidos en un mar de dolor,
la silla vacía les recuerda su ausencia, un hueco imposible de llenar, una eterna carencia.
El joven que se fue, tan lleno de vida y sueños, ahora descansa en paz en un lugar desconocido,
su luz brilla en el cielo, su memoria perdura, en cada rincón del pueblo, en cada callejón oscuro.
Este poema quiero dedicarles con amor y pasión, a esta familia destrozada por la cruel separación, que encuentren consuelo en la fuerza de la unión, y que el joven fallecido les guíe con su amor y devoción.
Que la silla vacía sea un recordatorio constante, de que en el corazón de cada uno él estará presente, una estrella brillante que ilumina su camino,
hasta que un día se reencuentren en un abrazo divino.
Con todo mi cariño para la familia.
Autor: Santos Rojo Montero
Reservado el derecho de autor
Publicada:02/10/2024
Cáceres(España)
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